jueves, 30 de julio de 2015

¿Qué es el Sufrimiento Psicológico?

Cuando se habla de acudir a terapia psicológica, es común que se deba a la existencia de un malestar persistente o a un sufrimiento vital que, en definitiva, nos está impidiendo llevar la vida que queremos llevar. Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de sufrimiento psicológico o humano?


Las emociones y el sufrimiento

Existe a nivel general una confusión a la hora de entender el sufrimiento. Esto es debido, al menos en parte, a que se suele entender que existen emociones buenas y emociones malas. Cuando una emoción nos gusta, entonces es buena, mientras que si no nos gusta, la consideramos como algo malo y deseamos librarnos de ella por todos los medios.

Así pues, la alegría, el deseo o la curiosidad tienden a ser consideradas emociones positivas, mientras que la tristeza, el enfado o el miedo se suelen ver como emociones negativas. El considerar que una emoción es de por sí positiva o negativa, independientemente del contexto en el que esta se produce nos lleva muchas veces a comportarnos de manera reactiva, es decir, que preferimos movernos para conseguir sentir las emociones que consideramos positivas, mientras que huimos de las que consideramos negativas.

Sin embargo, si atendemos al contexto en el que se produce la emoción, podemos ver que todas son igualmente útiles. Del miedo podemos aprender a ser cautos para no equivocarnos en el futuro. Este es el ejemplo básico, pero hay otros, de la tristeza o el enfado también podemos aprender mucho, sobre todo de nosotros mismos, de las situaciones que nos enfadan o que nos entristecen.

La vida y el sufrimiento

En ocasiones la vida puede presentarnos situaciones que no deseamos, situaciones que nos entristecen, que nos enfadan o que nos dan miedo. Eso es lo NATURAL. En la vida hay espacio por igual para las situaciones que nos alegran y para las situaciones que nos entristecen. Nosotros no elegimos muchas de las cosas que nos toca vivir.

Es necesario que se diferencie el malestar del sufrimiento. El malestar puede ser esa sensación incómoda o desagradable que resulta de una de esas situaciones indeseadas. Esto también es natural. A nadie le gusta sentir malestar y es perfectamente normal querer deshacerse de él. Sin embargo, hay ocasiones en las que esa huida del malestar puede estar alejándonos de la vida que queremos vivir. 

Tal vez dediquemos demasiado tiempo y esfuerzo en no pensar en todo lo que nos molesta y eso nos quite tiempo y esfuerzo de disfrutar de lo que sí nos gusta. Tal vez recurramos a conductas que no nos benefician para huir de esos pensamientos, como tomarnos alguna copita de más, centrarnos demasiado en el trabajo o dejar de relacionarnos con ciertas personas de nuestro entorno. Tal vez, este tipo de conductas nos alejen de nuestra familia, de nuestra pareja o de nuestros objetivos vitales.

Eso es el sufrimiento, la paradoja de dejar de lado a la vida con la esperanza de poder vivir sin malestar.


Aceptación y Compromiso como herramientas de cambio

Cuando una persona se ve envuelta en este tipo de situaciones es muy posible que ni siquiera se de cuenta de cómo son sus propias acciones las que limitan su vida y le hacen sufrir.

La Terapia de Aceptación y Compromiso propone una manera distinta de afrontar estas situaciones vitales. El propio nombre de la terapia ya es bastante descriptivo, ya que esta pone énfasis en que la aceptación genuina del malestar, haciendo hueco para él en nuestras vidas sin necesidad de evitarlo de forma reactiva; junto con un compromiso firme en los valores personales de uno, son unas herramientas fundamentales para el cambio en la vida de la persona y que así esta pueda minimizar su sufrimiento sin poner en peligro a la vida que realmente quiere vivir.

Tal vez merezca la pena sufrir algo de ansiedad si eso supone afrontar una entrevista de trabajo que te puede cambiar la vida. Tal vez sea necesario sentir la tristeza después de una ruptura para poder cerrar esa etapa de tu vida y
pasar a la siguiente. Tal vez no esté de más enfadarse si eso significa que vas a poder defender tus deseos frente a las exigencias de otra persona.

Todo ello pasa por la aceptación de la emoción tal y como esta se presenta, y con un compromiso firme con uno mismo y con la vida que desea vivir.



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