jueves, 4 de diciembre de 2014

Padres VS Tecnología: una posición intermedia

Últimamente parece que los niños nazcan con una Tablet debajo del brazo, y es que los avances en la tecnología están cambiando las costumbres y las maneras de comportarse de nuestros infantes, al menos en lo que respecta a estas nuevas generaciones.
Este artículo no va a defender a ultranza las nuevas tecnologías, pero tampoco las va a demonizar. Es importante que todos nos demos cuenta del enorme potencial que tiene la tecnología, siempre y cuando esté bien usada. Es por eso que el artículo se va a centrar en algo tan fundamental como es la educación.


De la Dependencia a la Tecnofobia

No puedo evitar escuchar cada dos por tres que estamos criando (no hay que olvidar que la socialización es cosa de todos) niños cada vez más retraídos, que fijan su mirada en la pantalla, sin que nada más les importe. Constantes comparaciones a cuando antes los niños pasaban horas en el parque, correteando por ahí. Solo falta decir que los niños de antes tenían cicatrices de guerra(o más bien, parches en los pantalones) mientras que los de ahora solo se ganan unas pocas dioptrías.
Ninguna de las dos situaciones es totalmente cierta, pero claro, tampoco es que sean totalmente falsas. Es común, y esto se da prácticamente desde que existe la televisión, que se “abandone” a los niños delante de la pantalla para que no “den la lata”. Es una solución fácil, que deja tranquilidad a los padres para hacer sus otras obligaciones.
Se crea entonces una especie de dependencia de la tecnología por parte de los padres, al quedarse sus hijos enganchados a la estimulación que reciben por parte de televisión, tablet,videoconsola o, en edades posteriores, Internet.
Cuando surgen ideas extremas (que las máquinas están educando a nuestros hijos), es común que aparezca la idea contraria. Es entonces cuando surge la tecnofobia, o la idea de que esa televisión, esas tablets, consolas, smartphones…son máquinas del diablo que vienen a derretir los cerebros de los niños.

Es solo una herramienta

Desde que los primeros homínidos empezasen a coquetear con palos y piedras para crear las primeras herramientas, nuestra especie no ha dejado de crear y mejorar la tecnología. El ritmo de “evolución” de la tecnología ha alcanzado velocidades vertiginosas, es cierto, pero no dejan de ser nuevas herramientas. Su utilidad es más una cuestión del uso que le demos a dichas herramientas que de las características propias e intrínsecas.
En pocas palabras, los smartphones no tienen nada en sus circuitos que cause adicción, es el uso que se le da lo que provoca ciertos efectos indeseables, sobre todo en adolescentes.
Es por eso que es tan importante hablar de la educación. Sin ignorar que una dependencia de la tecnología pueda ser perjudicial para la propia educación de los niños, tampoco podemos ignorar los enormes beneficios que supone un uso responsable de dicha tecnología.
Ante el “peligro” que puede suponer, unos optan por la prohibición o el control más absoluto. Esto puede generar, o aún más desconocimiento, o una actitud de rebeldía que les lleve a querer usarlas aún más.
Más efectivo que todo eso es enseñar a los niños a hacer un uso responsable de sus dispositivos (ya sean tablets, smartphones o videoconsolas) o de la propia Internet. Educando bien a los niños nos aseguramos de que reciban todos los beneficios del uso de la tecnología (mayormente el acceso a la información) y, al mismo tiempo, minimizamos el riesgo de que se haga un mal uso de la misma, que genere problemas.
Aquí he hablado sobre todo de tecnología, pero esta manera de ver la educación se puede aplicar a otros ámbitos. Por hacer una comparación de un caso similar, es mucho más eficaz enseñar a los adolescentes a usar un preservativo que intentar prohibirles las relaciones sexuales.

Aumentar el conocimiento y fomentar el uso responsable deberían ser los pilares fundamentales de cualquier tipo de educación. 


                                                                                                           Por Alejandro Sola Berenguel


No hay comentarios:

Publicar un comentario