lunes, 15 de septiembre de 2014

Salud Mental y Modelo Médico (I): La Patologización del Sufrimiento

Los trastornos del estado de ánimo o los trastornos de ansiedad/angustia suponen la razón de consulta más frecuente de psicólogos y psiquiatras de casi todo el mundo. Tal es la envergadura de diagnósticos relacionados con estos trastornos que están empezando a considerarse como la "gran epidemia del siglo XXI".
Pero, ¿Cómo hemos llegado a esto?

DOCTOR, AYÚDEME A SER FELIZ

Para empezar, podríamos hablar de los diagnósticos en sí y, más concretamente, del sobrediagnóstico que podría estar dándose en nuestra sociedad, pero es preferible dejar ese tema para otro artículo más amplio. En su lugar, vamos a poner la atención en el motivo de consulta, ya que para que se den esos diagnósticos, debe haber en primer lugar una persona que vaya a consulta con unas demandas concretas.
Estado de ánimo, ansiedad, angustia...en resumidas cuentas, malestar psicológico o sufrimiento psicológico. Eso es lo que hace que mucha gente vaya al médico, para que este, como si de un catarro se tratase, se lo cure.

LA NATURALIDAD DEL SUFRIMIENTO

Es preciso señalar que ese sufrimiento es una parte inherente a la vida. No se trata de ser pesimista u optimista, o de ser nihilista. Se trata de ver la vida en su conjunto, con sus luces y sus sombras, su felicidad y su tristeza, su calma y su ansiedad.
Desde el punto de vista más "técnico" podríamos decir que toda emoción tiene una función adaptativa. No se puede afirmar de forma absoluta que, por ejemplo, el miedo sea una emoción negativa. En muchas ocasiones es el miedo es que nos impide hacer cosas que queremos hacer, pero en muchas otras es el que nos permite ser cautos y que evitemos cometer errores.
Cierto es que hay emociones que nos gusta sentir más que otras, pero eso no significa que no haya lugar para todas ellas en nuestra vida.

LA ETERNA BÚSQUEDA

Como ya diría el Dr. Russ Harris en su libro La trampa de la felicidad, hay una serie de mitos o creencias comunes en nuestra sociedad que nos llevan a una búsqueda constante de felicidad. El creer que la felicidad es el estado natural de nuestra existencia y que la tristeza es anormal, nos lleva a pensar, a su vez, que para tener una vida plena hay que desechar o controlar los pensamientos negativos.
Todo ese mensaje es el que conforma la verdadera trampa de la felicidad. Nos atrapa en una necesidad de controlar cosas que, en realidad, son incontrolables. No solo incontrolables, sino naturales e inherentes a nuestra propia existencia.
Es común preguntarle a alguien que qué espera de la vida  y que, casi sin pensar, te conteste que lo que se quiere es  "estar bien" o "ser feliz". El llevar una vida indolora se ha convertido en un objetivo a cumplir, aunque nos dejemos una parte de esa vida en el camino.
Esto enlaza con el principio del artículo. ¿Por qué consultamos a los médicos cuando nos sentimos tristes? Porque percibimos la tristeza como algo antinatural, algo que está mal dentro de nosotros y luchamos por controlarlo o, en este caso, curarlo.

Vivimos a base de dicotomías y, si enfermedad es lo opuesto a la salud, el sufrimiento es lo opuesto al bienestar. Y así es como hemos convertido nuestras emociones en enfermedades.



Por: Alejandro Sola Berenguel

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